Recuerdos olfativos ingresan en mi memoria, aún puedo oler el perfume de su piel el aroma de esa semana primaveral donde las primeras flores comienzan a adornar los paisajes. Fue entonces donde comencé a correr tras los encantos de su personalidad, no puedo evitar mentirme de que no la amé.
El amor crecía de manera desgarradora poseído por sus cualidades, el sofoco de la ansiedad me provoca palpitaciones y exaltación que me obliga a ir tras su belleza.
Aún estaba en camisón cuando logré entrar.
La mate, sólo eso, la amaba.