El mensaje - Parte I

La primera y última persona en estar aquí.

Por Martín Gabriel Ríos y Ariel Gerardo Ríos / 2019-12-31 18:49:00 -0300 Arte de artstation.com/jamesritossa3d ficción

Bitácora personal: Día 1 del Año 1

Hoy es el primer día de la colonización. Por suerte la cúpula se desplegó correctamente en el suelo luego de entrar en la débil atmósfera del planeta Matha Diseth, mi nuevo hogar a partir de ahora. Mi viaje no fue tan turbulento, por suerte tenemos los conductores, que no son más que agujeros de gusano artificiales entre dos puntos conocidos del espacio. Mi cúpula tenía un transportador y en Marte había otro; sólo tuve que apretar un botón para llegar hasta aquí. Me espera mucho trabajo: la cúpula es sólo una cúpula, tengo que construir mi hogar dentro de ella, cosechar mis verduras y traerme unos animales para que me hagan compañía (y alimento, ¡por supuesto!).

Quise dejar todo en Marte, mi pasado. El único recuerdo que me traje fue el reloj de mi abuelo, que me regaló cuando tenía 12 años: fue el último hecho a mano en el mundo de acero inoxidable.

Fin de bitácora.

Bitácora personal: Día 20 del Año 1

Este suelo es más duro de lo que pensaba… Ya rompí 2 palas de la excavadora que me traje. Pero por suerte ya llegué a un nivel donde el suelo es más suave y ahora estoy trabajando con la pala de mano, como lo hacían mis tatarabuelos.

¡Me enteré que ya tengo vecinos! Ayer vi caer otra cúpula a 5 Km de mi posición y hoy me desperté de golpe por un mensaje que salía por el intercomunicador local, el cual no había usado hasta ahora.

Esta es la cúpula MGR-6347561726 que necesita una buena dosis de cerveza. ¿Por casualidad trajiste alguna para tu vecino?

Ni lo conozco y ya no lo soporto.

Fin de la bitácora.

Bitácora personal: Día 35 del Año 1

Cosas raras están pasando en el planeta. Se corren rumores mediante las radios locales, pero no se escuchan bien por la interferencia electromagnética y por algún idiota que está transmitiendo mensajes con una antena tan mala que sólo hace ruido.

Al parecer, personas están desapareciendo luego de usar los transportadores para moverse entre la superficie del planeta. Es lo que pude entender de lo que se dicen entre sí mis vecinos (yo ni quiero hablar con ellos; ya saben que contrabandié un materializador de alcohol y los estoy evitando).

Hoy estoy tan aburrido que puse a la computadora a aislar el sonido que interfiere en la radio para ver si puedo mejorar la señal y entender lo que el estúpido está queriendo decir. La computadora me pregunta si estoy en Rusia, porque la señal se parece a la del Pájaro Carpintero.

Fin de la bitácora.

Bitácora personal: Día 63 del Año 1

No tuve más opción que invitar a mi vecino. La condición fue que me diera una mano excavando el sótano de la casa. El maldito aceptó sin chistar.

Nos la pasamos cavando durante horas y el muy hijo de puta no paraba de hablar. ¡Parecía que no hubiese tenido un amigo en su vida! Y sinceramente espero que haya sido así, nadie se merece este castigo divino. Paramos en seco cuando su pala chocó contra algo que lanzó una chispa al aire… Acerqué mi analizador de materiales:

Acero inoxidable.

Algo no estaba bien. Ese material no debería estar ahí… Por lo que sabíamos, éramos los primeros humanos en el planeta. ¡Éramos los colonos! ¡Se suponía que veníamos porque no había nadie! Alguien nos mintió… O alguien no sabía toda la verdad. Lo que era seguro es que alguien nos debía una explicación.

A medida que sacábamos la tierra con cuidado, un cuerpo fue apareciendo. Estaba fosilizado, claro, con la muestra de Carbono-14 el analizador decía aproximadamente 10.000 años de antigüedad. El fragmento de acero estaba a la altura de la muñeca izquierda… Y no se qué le encontraba de gracioso al asunto el estúpido de mi vecino, no paraba de reírse y decir que al parecer se murió mirando la hora.

Le arrebaté la cerveza de la mano. Le dije que se fuera.

Luego, lo único que se me ocurrió fue llamar a emergencias:

Éste es el canal de emergencias 9111111: ¿qué podemos hacer por Ud?

– Encontré un cadáver… Creo que lleva 10.000 años muerto.

Señor, no habrá consumido cerveza, ¿no?

– No, no… Bueno, sí, pero creo que no tiene nada que ver.

Está bien, quédese donde está. Una patrulla va para allá.

Demonios. ¡Me van a quitar el alcohol! Incluso quizás me deporten y no quiero volver a Marte nunca más. Tengo que irme de aquí, pronto.

Tomé el transportador local. Y fue cuando cometí el peor error de mi vida. Ahora creo que hubiese preferido ir a Marte.

Fin de la bitácora.

CONTINÚA en “El mensaje - Parte II”.